Intolerancias alimentarias
Intolerancias alimentarias son un trastorno reversible con solución real, se han vuelto cada vez más comunes en la población actual, provocando síntomas molestos como hinchazón, gases, dolor abdominal, fatiga o incluso niebla mental. Sin embargo, es importante entender que estas reacciones no son una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de desequilibrios intestinales subyacentes. La buena noticia es que, en la mayoría de los casos, las intolerancias alimentarias son reversibles.
Las intolerancias alimentarias son respuestas adversas del cuerpo a ciertos alimentos o componentes alimentarios, como la lactosa, el gluten, la fructosa o ciertos aditivos. A diferencia de las alergias alimentarias, que involucran una respuesta inmunológica inmediata, las intolerancias están más relacionadas con fallos en la digestión, absorción o metabolismo de ciertos compuestos.
No son una condición permanente ni una sentencia de por vida,aunque muchas personas viven durante años eliminando grupos de alimentos, esto no siempre es necesario a largo plazo. Las intolerancias alimentarias suelen ser un síntoma de un intestino dañado o inflamado, y al abordar el problema de raíz, la mayoría pueden revertirse por completo.
Deben tomarse las Intolerancias alimentarias como señal de desequilibrios intestinales. Varios trastornos intestinales pueden estar detrás de las intolerancias alimentarias
Disbiosis intestinal: desequilibrio en la microbiota, con exceso de bacterias patógenas o levaduras como Candida albicans.
Permeabilidad intestinal aumentada (leaky gut): la barrera intestinal se debilita, permitiendo el paso de partículas mal digeridas al torrente sanguíneo, lo que genera reacciones inflamatorias.
Inflamación crónica de bajo grado: deteriora la función de absorción de nutrientes y puede provocar sensibilidad a alimentos que antes eran bien tolerados.
Deficiencia de enzimas digestivas: por daño intestinal o estrés crónico
A través de un enfoque funcional es posible recuperar la tolerancia a muchos alimentos que hoy generan molestias. Algunas estrategias incluyen:
Reparación de la mucosa intestinal con nutrientes como glutamina, zinc, omega-3 y polifenoles.
Reequilibrio de la microbiota con probióticos y antimicrobianos naturales si hay sobrecrecimiento fúngico o bacteriano.
Reducción de la inflamación sistémica mediante una dieta antiinflamatoria personalizada.
Reintroducción progresiva de alimentos una vez que el intestino se ha recuperado.