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TRATAMIENTOS DE AUTOINMUNES

La importancia de alimentar nuestras celulas, no solo darle placer al paladar

Tratamiento de las Enfermedades Autoinmunes desde la Microbiota Intestinal y su Regulación Terapéutica

Las enfermedades autoinmunes han sido tradicionalmente abordadas desde un enfoque farmacológico basado en la inmunosupresión, sin embargo, en los últimos años se ha profundizado en el papel de la microbiota intestinal como un regulador clave del sistema inmunológico. La relación entre el intestino y las enfermedades autoinmunes ha llevado a un nuevo paradigma terapéutico que involucra la regulación de la microbiota mediante la dieta, la suplementación nutricional y, en particular, el papel de la vitamina D en el equilibrio inmunológico.

Microbiota Intestinal y Enfermedades Autoinmunes

La microbiota intestinal desempeña un papel fundamental en la modulación del sistema inmune. Un desequilibrio en la composición bacteriana del intestino, conocido como disbiosis, ha sido vinculado con la activación de respuestas inmunológicas aberrantes que pueden desencadenar o agravar enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple y la enfermedad de Crohn.

Restaurar la homeostasis intestinal se ha convertido en un objetivo terapéutico clave. Factores como el estrés, el uso excesivo de antibióticos y una dieta pobre en fibra favorecen la disbiosis y la inflamación intestinal, lo que puede aumentar la permeabilidad del epitelio intestinal (conocido como «intestino permeable» o leaky gut). Esta alteración permite que fragmentos bacterianos y moléculas inflamatorias ingresen al torrente sanguíneo, activando el sistema inmune y contribuyendo al desarrollo de enfermedades autoinmunes.

Intervención Nutricional y Suplementación

La regulación de la microbiota intestinal puede lograrse a través de una dieta antiinflamatoria y la suplementación adecuada. Algunos de los enfoques más efectivos incluyen:

  • Dieta antiinflamatoria: Priorizar el consumo de alimentos ricos en fibra prebiótica (verduras, frutas, legumbres) que favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas, así como la inclusión de alimentos fermentados (kéfir, chucrut, yogur) ricos en probióticos. Se recomienda evitar alimentos ultraprocesados, azúcares refinados y grasas trans, que pueden favorecer la inflamación y la disbiosis.
  • Omega-3: Los ácidos grasos omega-3 tienen un papel inmunomodulador al reducir la inflamación y favorecer el equilibrio de la microbiota intestinal.
  • Polifenoles y antioxidantes: Presentes en frutas, verduras y especias como la cúrcuma, ayudan a modular la respuesta inmune y mejorar la función de la barrera intestinal.
  • Glutamina y zinc: Estos nutrientes favorecen la regeneración de la mucosa intestinal y pueden reducir la permeabilidad del intestino.
  • Probióticos y prebióticos: Ayudan a restaurar la microbiota y mejorar la función inmune.
Vitamina D: Regulador Clave del Sistema Inmune

La vitamina D desempeña un papel fundamental en la regulación del sistema inmune y en el «encendido y apagado» del switch autoinmune. Actúa como un inmunomodulador, reduciendo la activación de células T autorreactivas y favoreciendo la producción de células T reguladoras (Treg), esenciales para prevenir reacciones autoinmunes descontroladas.

Los estudios han demostrado que niveles bajos de vitamina D están asociados con un mayor riesgo de enfermedades autoinmunes y con una mayor actividad inflamatoria en pacientes ya diagnosticados. Su papel en la modulación inmune radica en su capacidad para:

  1. Disminuir la producción de citoquinas proinflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) e interleucina-6 (IL-6).
  2. Favorecer la tolerancia inmunológica, promoviendo la actividad de células T reguladoras.
  3. Reducir la permeabilidad intestinal, ayudando a mantener la integridad de la barrera epitelial y disminuyendo la translocación bacteriana.
Niveles Óptimos de Vitamina D

Para obtener los beneficios inmunomoduladores de la vitamina D, es crucial mantener niveles plasmáticos adecuados. Se considera que concentraciones séricas de 25(OH)D entre 50 y 80 ng/mL son óptimas para la regulación del sistema inmune. En pacientes con enfermedades autoinmunes, la suplementación con vitamina D debe ser personalizada y supervisada por un profesional de la salud, con dosis que pueden variar entre 2,000 a 10,000 UI diarias, dependiendo del nivel basal del paciente y su respuesta al tratamiento.

Conclusión

El tratamiento de las enfermedades autoinmunes desde un enfoque basado en la microbiota intestinal y su regulación terapéutica representa una estrategia innovadora y efectiva. La combinación de una dieta antiinflamatoria, la suplementación adecuada (incluyendo probióticos, omega-3 y micronutrientes esenciales), junto con la optimización de los niveles de vitamina D, puede contribuir a modular la respuesta inmune y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Este enfoque integral permite no solo controlar los síntomas, sino también abordar las causas subyacentes de la disfunción inmune, ofreciendo una vía terapéutica más sostenible y menos dependiente de la inmunosupresión farmacológica.

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